Oficio Propio Carmelita - 16 de Julio
SOLEMNE CONMEMORACION DE LA BIENAVENTUDARA VIRGEN MARIA DEL MONTE CARMELO
Solemnidad
Hoy celebra el Carmelo la solemnidad de la Virgen Maria, Madre amantísima, a quien la orden debe todo cuanto es. La Liturgia se hace acción de gracias al Padre por este don inmenso de su amor, y alabanza a Maria en la contemplación de su misterio y de su misión como Madre universal de todos los hombres y como Reina del Carmelo. Dos realidades constituyen especialmente la penetración del misterio de Maria a través de la experiencia espiritual del Carmelo. Maria es la Virgen amante, modelo de todo carmelita en la meditación, vivencia y predicación de la Palabra. Maria es la Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra vida cristiana hacia la plenitud de Cristo, desde las aguas bautismales hasta la entrada en la gloria. El don del Escapulario como signo de protección, estimulo de imitación, promesa de las realidades escatológicas de nuestra vida cristiana, viene a ser una síntesis de nuestra devoción a la Virgen, madre y reina del Carmelo. La Liturgia canta el misterio de Maria, y el Carmelo alaba a Dios por las maravillas que en ella ha obrado y por los beneficios que de ella ha recibido.
I Vísperas
Himno
Blanca flor del Carmelo,
vid en racimo,
celeste claridad,
puro prodigio
al se, a una,
Madre de Dios y Virgen:
¡Virgen fecunda!
Madre, que florecida
del Enmanuel,
atesoras intacta
la doncellez;
estrella, guía
de los rumbos del mar,
senos propicia.
Vástago de Jesé,
vara profética
que el Hijo del Altísimo
das en cosecha;
Madre, consiente
que vivamos contigo
ahora y siempre.
Azucena que brotas
inmaculada
y te yergues señera
entre las zarzas;
devuelve, Virgen,
nuestra frágil arcilla
a su alto origen.
Ponnos, nueva Judit,
para la lucha
tu santo Escapulario
como armadura;
con tu vestido
cantaremos victoria
del enemigo.
Bajo noches oscuras
navega el alma,
enciende tú los rayos
de la esperanza,
y se el lucero
que lleve nuestra nave
segura al puerto.
Señora, desde siempre
los carmelitas
nos tenemos por hijos
de tu familia,
y confiamos
que un día nos acojas
en tu regazo.
Maria, puerta y llave
del paraíso,
queremos desatarnos
y estar con Cristo;
si tú nos abres,
reinaremos allí
con tu hijo, ¡Madre! Amen.
SALMODIA
Ant. 1 Tiene Maria la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del sarón.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
Y se abaja para mirar
Al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant. 1 Tiene Maria la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del sarón.
Ant. 2 ¡Tu eres la gloria de Jerusalén, tu la alegría de Israel, tu el orgullo de nuestra raza!
Salmo 147
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
El envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
Hace caer como el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant. 2 ¡Tu eres la gloria de Jerusalén, tu la alegría de Israel, tu el orgullo de nuestra raza!
Ant.3 Tus hijos, Virgen Maria, serán tu gozo, porque Dios los bendecirá y los reunirá en tu nombre.
Cántico Ef.1,3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant.3 Tus hijos, Virgen Maria, serán tu gozo, porque Dios los bendecirá y los reunirá en tu nombre.
LECTURA BREVE Ap. 11,19ª;12,1
Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas
RESPONSORIO BREVE
R. Tu eres admirable,*Santa Maria del Carmelo.
Tu eres.
V. Tu eres la llena de gracia.* Santa Maria del Carmelo.
Gloria al Padre. Tú eres admirable.
Ant. Santa Madre de Dios, gloria del monte Carmelo, reviste de tus virtudes a la familia que tú has escogido, y defiéndela de todo peligro.
Magnificat
Ant. Santa Madre de Dios, gloria del monte Carmelo, reviste de tus virtudes a la familia que tú has escogido, defiéndela de todo peligro.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que nos concede hoy la alegría de celebrar la solemnidad de la Virgen del Carmen, y digámosle:
Que interceda por nosotros la madre del Carmelo.
Tú que anunciaste a nuestros padres el misterio de Maria, la hija de Sión, heredera de las promesas,
-concede a tu Iglesia reflejar en el mundo la imagen de Maria, para que sea sacramento de salvación.
Tú que has suscitado en tu Iglesia nuestra humilde familia del Carmelo, ennobleciéndola con la advocación especial de Maria,
- otorga a los carmelitas la gracia de servir a la Virgen y de vivir con Ella en obsequio de Cristo.
Tú que has encomendado al amor maternal de Maria a todos los hermanos de Cristo, tu Hijo
- haz que cuantos se han consagrado a ella ardan en el celo de la salvación de los hombres
Tú que has acrecentado al Carmelo con numerosos hijos que viven de su espíritu en la vida religiosa y dan testimonio en medio del mundo,
- Concede a los carmelitas vivir con Maria unidos en la oración, siendo unos en corazón y alma.
Tú que has prometido la corona de la gloria a los que perseveren en tu amor hasta el fin,
- Otorga a nuestros hermanos difuntos que sirvieron con fidelidad a Cristo y a Maria, la gracia de contemplarte cuanto antes en el cielo.
Padre nuestro…….
Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con si intercesión poderosa la Santísima Virgen María, madre y reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
O bien:
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
Invitatorio: Sal 94
Ant. Aclamemos al Señor, recordando los beneficios de la Virgen Maria, Madre del Carmelo.
Ant. Aclamemos al Señor, recordando los beneficios de la Virgen Maria, Madre del Carmelo.
Oficio de lectura
HIMNO
Virgen alta, en los arcos del céfiro estrellada,
dilatando tus haces al fondo del estuario,
el escollo y la noche presos en tu mirada
y abierto entre tus brazos el santo Escapulario
Te vio Elías furtiva salir de entre las ondas
y te adoro en la huella que sin ruido subía,
Te vio crecer en ramas de tempestad y en fondas
y en frutos milagrosos de tenue lejanía.
¡Oh Reina de los mares! ¡Oh del valle caído
lucero y esperanza contra el batir del viento!
Abrenos donde sube sin fin nuestro gemido
Rómpenos los cristales del alto firmamento.
Nos hiere el infinito con su potente lanza,
en el mar derramamos lágrimas y cantares,
No nos dejes, ¡oh Tú!, por quien la luz se alcanza,
y guíanos al puerto, ¡oh Reina de los mares! Amen.
SALMODIA
Ant. 1 ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón.
Salmo 23
Del Señor es la tierra y cuanto lo llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
- ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
- El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
- Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
- ¿Quién ese Rey de la gloria?
- El Señor, héroe valeroso;
El Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
- ¿Quién ese Rey de la gloria?
- El Señor, Dios de los ejércitos.
El es el Rey de la gloria.
Ant. 1 ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón.
Ant. 2 Los traeré a mi monte santo; los alegrare En mi casa de oración.
Salmo 45
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y brame sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
el Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos,
más alto que la tierra".
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant. 2 Los traeré a mi monte santo; los alegrare En mi casa de oración.
Ant 3 ¡Qué pregón tan glorioso para ti, María, ciudad de Dios! El Señor te ha cimentado sobre el monte santo.
Salmo 86
El la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
"Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí".
Se dirá de Sión: "uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado".
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Este ha nacido allí".
Y cantarán mientras danzan:
"todas mis fuerzas están en ti"
Ant 3 ¡Qué pregón tan glorioso para ti, María, ciudad de Dios! El Señor te ha cimentado sobre el monte santo.
V. Os conduje a la tierra del Carmelo.
R. Para que comieseis sus mejores frutos.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de los Reyes 18,36-39.41-45ª
A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo:
--"¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas.
Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón".
Entonces cayó el fuego del Señor: Abrazó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja.
Al ver esto, todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y dijo:
-- "¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!".
Elías dijo a Ajab:
--"Sube a comer y a beber, porque ya se percibe el ruido de la lluvia".
Ajab subió a comer y a beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se postró en tierra, con el rostro entre las rodillas.
Y dijo a su servidor:
-- "Sube y mira hacia el mar". Él subió, miró y dijo:
--"No hay nada". Elías añadió:
--"Vuelve a hacerlo siete veces".
La séptima vez, el servidor dijo:
--"Se eleva del mar una nube, pequeña como la palma de una mano". Elías dijo:
--"Ve a decir a Ajab: Engancha el carro y baja, para que la lluvia no te lo impida".
El cielo se oscureció cada vez más por las nubes y el viento, y empezó a llover copiosamente.
RESPONSORIO Sal 64-10.11.13
R Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida,
*Bendices sus brotes.
V. Rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría.
*Bendices sus brotes.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de Pío XII, del 11 de febrero de 1950, con ocasión del centenario del Escapulario del Carmen
El Escapulario, símbolo de virtudes cristianas
Nadie ignora. Ciertamente, de cuanta eficacia sea para avivar la fe católica y reformar las costumbres, el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, ejercitado principalmente mediante aquellas manifestaciones de devoción, que contribuyen en modo particular a iluminar las mentes con celestial doctrina y a excitar las voluntades a la practica de la vida cristiana. Entre estas debe colocarse, ante todo, la devoción del Escapulario de los carmelitas, que, por su misma sencillez al alcance de todos y por los abundantes frutos de santificación que aporta, se halla extensamente divulgada entre los fieles cristianos.
No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen; se trata en otras palabras, del más importante entre todos los negocios y del modo de llevarlo a cabo con seguridad. Es, ciertamente, el santo Escapulario una como librea mariana, prenda y señal de protección de la Madre de Dios; mas no piensen los que visten esta librea que podrán conseguir la salvación eterna abandonándose a la pereza y desidia espiritual, ya que el Apóstol nos advierte; Trabajad por vuestra salvación con respeto y sinceridad.
Reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad; vean en la forma sencilla de su hechura un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esta librea que visten día y noche, significada con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino; reconozcan, por fin, en ella su consagración al corazón santísimo de la Virgen inmaculada.
RESPONSORIO Is 61,10;Ap16.15b
R. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios,
*Porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto
en un manto de triunfo.
V. Dichoso el que este en vela y conserve puestos sus vestidos.
*Porque me ha vestido.
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O bien
De la carta de Pablo VI al cardenal legado del Congreso Mariológico y Mariano de Santo Domingo, de febrero de 1965 (AAS (1965) 377-379)
Autentica devoción a Maria y al Escapulario del Carmen
Se han de dar a conocer nuestros deseos y exhortaciones; deseos y exhortaciones que, por lo demás, coincidentes con nuestros pensamiento, tomamos de la constitución dogmática del Concilio ecuménico Vaticano II y formulamos aquí con sus palabras textuales “Estímense las practicas y ejercicios de devoción a ella (La Santísima Virgen), que han sido recomendados por el Magisterio a lo largo de los siglos” Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del Escapulario del Carmen. Esta ultima practica “por su misma sencillez y adaptación, a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual”.
Cuando se instruya al pueblo cristiano en lo tocante a la devoción mariana, se le ha de inculcar de manera insistente y categórica que, con ocasión de venerar a la Madre, trate debidamente de conocer, amar y glorificar al Hijo, por medio del cual fueron creadas todas las cosas, y en quien quiso Dios que residiera toda la plenitud, para guardar así sus mandamientos.
Además se ha de advertir con todo cuidado que la devoción a nuestra Señora, “no consiste ni en un sentimentalismo estéril y pasajero ni en una vana credulidad, sino que procede de la autentica fe, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos impulsa a un amor filial a nuestra madre y a la imitación de sus virtudes”.
Hay que fomentar en los fieles un culto puro y sincero a la Virgen Maria, para que sean verdaderos hijos de tal madre, imitando sus virtudes, dando testimonio de caridad fraterna, armonizando sus sentimientos, palabras y costumbres con el modelo original de la vida cristiana, Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres y autor de la salvación humana.
Es preciso que se honre con fe plena y rendida a la Santísima Virgen Maria, Madre de Dios, madre de la Iglesia, madre de la gracia y de la misericordia, madre de la esperanza y de la alegría santa, por quien, como por un camino real, llegamos a Jesús y a sus fuentes de salvación.
RESPONSORIO Tb 4,3;Si3,5
R. Honraras a tu madre*Durante toda la vida.
V. El que ama a su madre acumula tesoros*Durante toda la vida.
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O bien:
De las enseñanzas de Pablo VI (Alocución del 10 de mayo de 1967; alocución del 22 de junio de 1967; AS 59(1967) 514-515.779)
¡Dichosa tu, que has creído!
La bienaventurada Virgen Maria estuvo, a buen seguro, iluminada interiormente con un carisma extraordinario de luz, según lo exigía, por una parte, su inocencia, y su misión, por otra. El Evangelio deja transparentar su lucido conocimiento de las cosas divinas y la intuición profética que inundaba su alma privilegiada. Con todo, nuestra Señora tuvo la fe, virtud esta que no supone un conocimiento directo, fruto de la evidencia, sino más bien la aceptación de la verdad por motivo de la palabra reveladora de Dios.
“La Santísima Virgen-afirma el Concilio Vaticano II- avanzo en la peregrinación de la fe”. El Evangelio pone de manifiesto esta marcha trabajosa y meritoria, cuando nos transmite el singular elogio de Isabel, en el que se nos descubren estupendamente la psicología y la virtud de Maria: ¡Dichosa tu, que has creído!
Esta virtud fundamental de nuestra Señora se halla atestiguada en cada una de las páginas evangélicas que consignan lo que Maria fue, lo que dijo, lo que hizo. Un testimonio tan significativo nos lleva irresistiblemente a la escuela de su ejemplo, para tratar de descubrir en las actitudes personales de la incomparable figura de Maria frente al misterio de Cristo, en ella realizado, las disposiciones de animo características de los hombres deseosos de vivir religiosamente conforme al plan divino de nuestra salvación. Estas actitudes vitales son la escucha, la búsqueda, la acogida, el sacrificio; la reflexión, la espera, la indagación; la posesión interior de sí mismo, la seguridad serena e independiente a la hora de juzgar y obrar; en fin, la oración y la comunión. Todas y cada una de estas actitudes eran como congénita al alma de Maria, un alma privilegiadamente llena de gracia y rebosante del Espíritu Santo, pero al estar empapadas de fe nos resultan cercanas, y no solo admirables, sino imitables.
Vuestro camino es el estrecho, riguroso y arduo de la vida ascética; un camino tan comprometido en la busca especifica del sublime arte de la oración y del trato intimo de amistad con Dios, que os acredita de hecho como rastreadores de la única plenitud, de la única paz, del único amor en la unión del alma con Dios.
Que la Virgen santísima os afiance en vuestra vocación carmelitana. Que ella os conserve el gusto por las cosas espirituales, que ella os alcance los carismas de las santas y difíciles escaladas hacia el conocimiento de lo divino y hacia las inefables experiencias de sus noches oscuras y de sus días luminosos. Que ella meta en vuestra alma aspiraciones de santidad y de testimonio escatológico del reino de los cielos. Que ella, por último. os introduzca algún día en la posesión de Cristo, a quien habéis consagrado vuestra vida desde ahora, y en el goce de su gloria.
RESPONSORIO Cf.St 1, 21b;Lc11,28b;2,19
R. Aceptad la palabra de Dios, que es capaz de salvaros.
*Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumple.
V. Maria conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
*Dichosos
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O bien:
De las instrucciones místicas del padre Miguel de San Agustín (Lib I,tt.Icap. 18;ed.Antuierpiae,1671,31-32)
Por Maria a Jesús
No puedo menos de recomendar a todos encarecidamente una entrañable devoción, un amor filial y un tierno afecto a Maria, la madre amable, como medio de singular eficacia para vivir como buen cristiano: y ello. porque saludándola, como la saludamos con los títulos de madre de la gracia y madre de la misericordia- gracia y misericordia que son de todo punto indispensables para llevar una vida piadosa- ¿a quien podríamos recurrir con mas derecho en busca de la gracia, que a la madre de la misericordia? Así, pues, me atrevo a hacer mías las palabras del Apóstol; Acerquémonos confiadamente al tono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia en el tiempo oportuno.
Ahora bien, para poder acercarnos confiadamente a la que es trono y madre de la misericordia, debemos primero granjearnos su amor. Por eso todos cuantos se glorían de llamarse esclavos, hijos o hermanos de Maria, han de esmerarse en armonizar su vida con las exigencias de tal titulo, procurando parecerse a patrona tan santa, a madre tan amable y a hermana tan compasiva en alguno de sus rasgos espirituales mediante la imitación de sus perfecciones y la asimilación de sus buenas cualidades. Tu-no importa quien-, que amas a Maria como a madre, imita su humildad, castidad, pobreza y obediencia: copia de tan soberano modelo el amor de Dios y del prójimo, así como las demás virtudes.
Si quieres tributar a nuestra Señora obligado y puntual homenaje y manifestarle tu amor, sigue este consejo: después de haber ofrecido a diario tu persona, todas tus cosas y el mundo entero a la Santísima Trinidad por las intenciones de Cristo y en unión de sus meritos, acostúmbrate luego a ofrendar especialmente a esa tu madre tan amable cuanto eres y cuanto tienes, y al igual que todo lo haces por la palabra del Señor, hazlo también por la palabra de Maria y en su nombre.
Pon tu persona entera en manos de Maria. Acércate a ella como a la maestra más sabia, como a la virgen más prudente. En una palabra, pórtate con ella como corresponde a un hijo que se precie, y comprobaras por experiencia que ella es la madre del amor puro y de la esperanza santa, que te colmara de toda gracia de camino y de verdad y te alumbrara con toda esperanza de vida y virtud. La Virgen nunca se cansara de alcanzarte las gracias necesarias para que perseveres en la autentica piedad. Más aun, ella te servirá de fuente de aguas vivas. Ni tendrá amenos, en el trance de la muerte, decir que es tu hermana, o mejor, tu madre, para que te vaya bien y vivas en gracia a ella. De este modo, llevando una vida de devoción y servicio a nuestra Señora, merecerás también expirar en su amor con una muerte confiada, serena y piadosa, para ser llevado venturosamente en sus brazos maternales al puerto de la salvación; que al devoto de Maria le ira bien en la hora suprema.
RESPONSORIO Cf.Sal 33,12;Is2,3b;Si24,30.24-25ª
R. Venid, hijos, escuchadme; venid, subamos al monte del Señor.
*El que me escucha no fracasará.
V. Yo soy la madre del amor puro y de la esperanza santa.
En mi esta toda gracia de camino y de verdad.*El que me escucha.
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Oficio de Vigilia
Ant. Llévanos, Maria, hasta la cima del Carmelo, que es Cristo, vida del cielo.
Cántico I Is 2,2-3
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor».
Cántico II Is 61,10-62,3
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone le corona,
o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Cántico III Is 62,4-7
Solemnidad
Hoy celebra el Carmelo la solemnidad de la Virgen Maria, Madre amantísima, a quien la orden debe todo cuanto es. La Liturgia se hace acción de gracias al Padre por este don inmenso de su amor, y alabanza a Maria en la contemplación de su misterio y de su misión como Madre universal de todos los hombres y como Reina del Carmelo. Dos realidades constituyen especialmente la penetración del misterio de Maria a través de la experiencia espiritual del Carmelo. Maria es la Virgen amante, modelo de todo carmelita en la meditación, vivencia y predicación de la Palabra. Maria es la Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra vida cristiana hacia la plenitud de Cristo, desde las aguas bautismales hasta la entrada en la gloria. El don del Escapulario como signo de protección, estimulo de imitación, promesa de las realidades escatológicas de nuestra vida cristiana, viene a ser una síntesis de nuestra devoción a la Virgen, madre y reina del Carmelo. La Liturgia canta el misterio de Maria, y el Carmelo alaba a Dios por las maravillas que en ella ha obrado y por los beneficios que de ella ha recibido.
I Vísperas
Himno
Blanca flor del Carmelo,
vid en racimo,
celeste claridad,
puro prodigio
al se, a una,
Madre de Dios y Virgen:
¡Virgen fecunda!
Madre, que florecida
del Enmanuel,
atesoras intacta
la doncellez;
estrella, guía
de los rumbos del mar,
senos propicia.
Vástago de Jesé,
vara profética
que el Hijo del Altísimo
das en cosecha;
Madre, consiente
que vivamos contigo
ahora y siempre.
Azucena que brotas
inmaculada
y te yergues señera
entre las zarzas;
devuelve, Virgen,
nuestra frágil arcilla
a su alto origen.
Ponnos, nueva Judit,
para la lucha
tu santo Escapulario
como armadura;
con tu vestido
cantaremos victoria
del enemigo.
Bajo noches oscuras
navega el alma,
enciende tú los rayos
de la esperanza,
y se el lucero
que lleve nuestra nave
segura al puerto.
Señora, desde siempre
los carmelitas
nos tenemos por hijos
de tu familia,
y confiamos
que un día nos acojas
en tu regazo.
Maria, puerta y llave
del paraíso,
queremos desatarnos
y estar con Cristo;
si tú nos abres,
reinaremos allí
con tu hijo, ¡Madre! Amen.
SALMODIA
Ant. 1 Tiene Maria la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del sarón.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
Y se abaja para mirar
Al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant. 1 Tiene Maria la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del sarón.
Ant. 2 ¡Tu eres la gloria de Jerusalén, tu la alegría de Israel, tu el orgullo de nuestra raza!
Salmo 147
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
El envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
Hace caer como el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant. 2 ¡Tu eres la gloria de Jerusalén, tu la alegría de Israel, tu el orgullo de nuestra raza!
Ant.3 Tus hijos, Virgen Maria, serán tu gozo, porque Dios los bendecirá y los reunirá en tu nombre.
Cántico Ef.1,3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant.3 Tus hijos, Virgen Maria, serán tu gozo, porque Dios los bendecirá y los reunirá en tu nombre.
LECTURA BREVE Ap. 11,19ª;12,1
Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas
RESPONSORIO BREVE
R. Tu eres admirable,*Santa Maria del Carmelo.
Tu eres.
V. Tu eres la llena de gracia.* Santa Maria del Carmelo.
Gloria al Padre. Tú eres admirable.
Ant. Santa Madre de Dios, gloria del monte Carmelo, reviste de tus virtudes a la familia que tú has escogido, y defiéndela de todo peligro.
Magnificat
Ant. Santa Madre de Dios, gloria del monte Carmelo, reviste de tus virtudes a la familia que tú has escogido, defiéndela de todo peligro.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que nos concede hoy la alegría de celebrar la solemnidad de la Virgen del Carmen, y digámosle:
Que interceda por nosotros la madre del Carmelo.
Tú que anunciaste a nuestros padres el misterio de Maria, la hija de Sión, heredera de las promesas,
-concede a tu Iglesia reflejar en el mundo la imagen de Maria, para que sea sacramento de salvación.
Tú que has suscitado en tu Iglesia nuestra humilde familia del Carmelo, ennobleciéndola con la advocación especial de Maria,
- otorga a los carmelitas la gracia de servir a la Virgen y de vivir con Ella en obsequio de Cristo.
Tú que has encomendado al amor maternal de Maria a todos los hermanos de Cristo, tu Hijo
- haz que cuantos se han consagrado a ella ardan en el celo de la salvación de los hombres
Tú que has acrecentado al Carmelo con numerosos hijos que viven de su espíritu en la vida religiosa y dan testimonio en medio del mundo,
- Concede a los carmelitas vivir con Maria unidos en la oración, siendo unos en corazón y alma.
Tú que has prometido la corona de la gloria a los que perseveren en tu amor hasta el fin,
- Otorga a nuestros hermanos difuntos que sirvieron con fidelidad a Cristo y a Maria, la gracia de contemplarte cuanto antes en el cielo.
Padre nuestro…….
Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con si intercesión poderosa la Santísima Virgen María, madre y reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
O bien:
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
Invitatorio: Sal 94
Ant. Aclamemos al Señor, recordando los beneficios de la Virgen Maria, Madre del Carmelo.
Ant. Aclamemos al Señor, recordando los beneficios de la Virgen Maria, Madre del Carmelo.
Oficio de lectura
HIMNO
Virgen alta, en los arcos del céfiro estrellada,
dilatando tus haces al fondo del estuario,
el escollo y la noche presos en tu mirada
y abierto entre tus brazos el santo Escapulario
Te vio Elías furtiva salir de entre las ondas
y te adoro en la huella que sin ruido subía,
Te vio crecer en ramas de tempestad y en fondas
y en frutos milagrosos de tenue lejanía.
¡Oh Reina de los mares! ¡Oh del valle caído
lucero y esperanza contra el batir del viento!
Abrenos donde sube sin fin nuestro gemido
Rómpenos los cristales del alto firmamento.
Nos hiere el infinito con su potente lanza,
en el mar derramamos lágrimas y cantares,
No nos dejes, ¡oh Tú!, por quien la luz se alcanza,
y guíanos al puerto, ¡oh Reina de los mares! Amen.
SALMODIA
Ant. 1 ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón.
Salmo 23
Del Señor es la tierra y cuanto lo llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
- ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
- El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
- Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
- ¿Quién ese Rey de la gloria?
- El Señor, héroe valeroso;
El Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
- ¿Quién ese Rey de la gloria?
- El Señor, Dios de los ejércitos.
El es el Rey de la gloria.
Ant. 1 ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón.
Ant. 2 Los traeré a mi monte santo; los alegrare En mi casa de oración.
Salmo 45
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y brame sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
el Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos,
más alto que la tierra".
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant. 2 Los traeré a mi monte santo; los alegrare En mi casa de oración.
Ant 3 ¡Qué pregón tan glorioso para ti, María, ciudad de Dios! El Señor te ha cimentado sobre el monte santo.
Salmo 86
El la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
"Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí".
Se dirá de Sión: "uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado".
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Este ha nacido allí".
Y cantarán mientras danzan:
"todas mis fuerzas están en ti"
Ant 3 ¡Qué pregón tan glorioso para ti, María, ciudad de Dios! El Señor te ha cimentado sobre el monte santo.
V. Os conduje a la tierra del Carmelo.
R. Para que comieseis sus mejores frutos.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de los Reyes 18,36-39.41-45ª
A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo:
--"¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas.
Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón".
Entonces cayó el fuego del Señor: Abrazó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja.
Al ver esto, todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y dijo:
-- "¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!".
Elías dijo a Ajab:
--"Sube a comer y a beber, porque ya se percibe el ruido de la lluvia".
Ajab subió a comer y a beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se postró en tierra, con el rostro entre las rodillas.
Y dijo a su servidor:
-- "Sube y mira hacia el mar". Él subió, miró y dijo:
--"No hay nada". Elías añadió:
--"Vuelve a hacerlo siete veces".
La séptima vez, el servidor dijo:
--"Se eleva del mar una nube, pequeña como la palma de una mano". Elías dijo:
--"Ve a decir a Ajab: Engancha el carro y baja, para que la lluvia no te lo impida".
El cielo se oscureció cada vez más por las nubes y el viento, y empezó a llover copiosamente.
RESPONSORIO Sal 64-10.11.13
R Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida,
*Bendices sus brotes.
V. Rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría.
*Bendices sus brotes.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de Pío XII, del 11 de febrero de 1950, con ocasión del centenario del Escapulario del Carmen
El Escapulario, símbolo de virtudes cristianas
Nadie ignora. Ciertamente, de cuanta eficacia sea para avivar la fe católica y reformar las costumbres, el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, ejercitado principalmente mediante aquellas manifestaciones de devoción, que contribuyen en modo particular a iluminar las mentes con celestial doctrina y a excitar las voluntades a la practica de la vida cristiana. Entre estas debe colocarse, ante todo, la devoción del Escapulario de los carmelitas, que, por su misma sencillez al alcance de todos y por los abundantes frutos de santificación que aporta, se halla extensamente divulgada entre los fieles cristianos.
No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen; se trata en otras palabras, del más importante entre todos los negocios y del modo de llevarlo a cabo con seguridad. Es, ciertamente, el santo Escapulario una como librea mariana, prenda y señal de protección de la Madre de Dios; mas no piensen los que visten esta librea que podrán conseguir la salvación eterna abandonándose a la pereza y desidia espiritual, ya que el Apóstol nos advierte; Trabajad por vuestra salvación con respeto y sinceridad.
Reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad; vean en la forma sencilla de su hechura un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esta librea que visten día y noche, significada con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino; reconozcan, por fin, en ella su consagración al corazón santísimo de la Virgen inmaculada.
RESPONSORIO Is 61,10;Ap16.15b
R. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios,
*Porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto
en un manto de triunfo.
V. Dichoso el que este en vela y conserve puestos sus vestidos.
*Porque me ha vestido.
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O bien
De la carta de Pablo VI al cardenal legado del Congreso Mariológico y Mariano de Santo Domingo, de febrero de 1965 (AAS (1965) 377-379)
Autentica devoción a Maria y al Escapulario del Carmen
Se han de dar a conocer nuestros deseos y exhortaciones; deseos y exhortaciones que, por lo demás, coincidentes con nuestros pensamiento, tomamos de la constitución dogmática del Concilio ecuménico Vaticano II y formulamos aquí con sus palabras textuales “Estímense las practicas y ejercicios de devoción a ella (La Santísima Virgen), que han sido recomendados por el Magisterio a lo largo de los siglos” Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del Escapulario del Carmen. Esta ultima practica “por su misma sencillez y adaptación, a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual”.
Cuando se instruya al pueblo cristiano en lo tocante a la devoción mariana, se le ha de inculcar de manera insistente y categórica que, con ocasión de venerar a la Madre, trate debidamente de conocer, amar y glorificar al Hijo, por medio del cual fueron creadas todas las cosas, y en quien quiso Dios que residiera toda la plenitud, para guardar así sus mandamientos.
Además se ha de advertir con todo cuidado que la devoción a nuestra Señora, “no consiste ni en un sentimentalismo estéril y pasajero ni en una vana credulidad, sino que procede de la autentica fe, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos impulsa a un amor filial a nuestra madre y a la imitación de sus virtudes”.
Hay que fomentar en los fieles un culto puro y sincero a la Virgen Maria, para que sean verdaderos hijos de tal madre, imitando sus virtudes, dando testimonio de caridad fraterna, armonizando sus sentimientos, palabras y costumbres con el modelo original de la vida cristiana, Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres y autor de la salvación humana.
Es preciso que se honre con fe plena y rendida a la Santísima Virgen Maria, Madre de Dios, madre de la Iglesia, madre de la gracia y de la misericordia, madre de la esperanza y de la alegría santa, por quien, como por un camino real, llegamos a Jesús y a sus fuentes de salvación.
RESPONSORIO Tb 4,3;Si3,5
R. Honraras a tu madre*Durante toda la vida.
V. El que ama a su madre acumula tesoros*Durante toda la vida.
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O bien:
De las enseñanzas de Pablo VI (Alocución del 10 de mayo de 1967; alocución del 22 de junio de 1967; AS 59(1967) 514-515.779)
¡Dichosa tu, que has creído!
La bienaventurada Virgen Maria estuvo, a buen seguro, iluminada interiormente con un carisma extraordinario de luz, según lo exigía, por una parte, su inocencia, y su misión, por otra. El Evangelio deja transparentar su lucido conocimiento de las cosas divinas y la intuición profética que inundaba su alma privilegiada. Con todo, nuestra Señora tuvo la fe, virtud esta que no supone un conocimiento directo, fruto de la evidencia, sino más bien la aceptación de la verdad por motivo de la palabra reveladora de Dios.
“La Santísima Virgen-afirma el Concilio Vaticano II- avanzo en la peregrinación de la fe”. El Evangelio pone de manifiesto esta marcha trabajosa y meritoria, cuando nos transmite el singular elogio de Isabel, en el que se nos descubren estupendamente la psicología y la virtud de Maria: ¡Dichosa tu, que has creído!
Esta virtud fundamental de nuestra Señora se halla atestiguada en cada una de las páginas evangélicas que consignan lo que Maria fue, lo que dijo, lo que hizo. Un testimonio tan significativo nos lleva irresistiblemente a la escuela de su ejemplo, para tratar de descubrir en las actitudes personales de la incomparable figura de Maria frente al misterio de Cristo, en ella realizado, las disposiciones de animo características de los hombres deseosos de vivir religiosamente conforme al plan divino de nuestra salvación. Estas actitudes vitales son la escucha, la búsqueda, la acogida, el sacrificio; la reflexión, la espera, la indagación; la posesión interior de sí mismo, la seguridad serena e independiente a la hora de juzgar y obrar; en fin, la oración y la comunión. Todas y cada una de estas actitudes eran como congénita al alma de Maria, un alma privilegiadamente llena de gracia y rebosante del Espíritu Santo, pero al estar empapadas de fe nos resultan cercanas, y no solo admirables, sino imitables.
Vuestro camino es el estrecho, riguroso y arduo de la vida ascética; un camino tan comprometido en la busca especifica del sublime arte de la oración y del trato intimo de amistad con Dios, que os acredita de hecho como rastreadores de la única plenitud, de la única paz, del único amor en la unión del alma con Dios.
Que la Virgen santísima os afiance en vuestra vocación carmelitana. Que ella os conserve el gusto por las cosas espirituales, que ella os alcance los carismas de las santas y difíciles escaladas hacia el conocimiento de lo divino y hacia las inefables experiencias de sus noches oscuras y de sus días luminosos. Que ella meta en vuestra alma aspiraciones de santidad y de testimonio escatológico del reino de los cielos. Que ella, por último. os introduzca algún día en la posesión de Cristo, a quien habéis consagrado vuestra vida desde ahora, y en el goce de su gloria.
RESPONSORIO Cf.St 1, 21b;Lc11,28b;2,19
R. Aceptad la palabra de Dios, que es capaz de salvaros.
*Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumple.
V. Maria conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
*Dichosos
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O bien:
De las instrucciones místicas del padre Miguel de San Agustín (Lib I,tt.Icap. 18;ed.Antuierpiae,1671,31-32)
Por Maria a Jesús
No puedo menos de recomendar a todos encarecidamente una entrañable devoción, un amor filial y un tierno afecto a Maria, la madre amable, como medio de singular eficacia para vivir como buen cristiano: y ello. porque saludándola, como la saludamos con los títulos de madre de la gracia y madre de la misericordia- gracia y misericordia que son de todo punto indispensables para llevar una vida piadosa- ¿a quien podríamos recurrir con mas derecho en busca de la gracia, que a la madre de la misericordia? Así, pues, me atrevo a hacer mías las palabras del Apóstol; Acerquémonos confiadamente al tono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia en el tiempo oportuno.
Ahora bien, para poder acercarnos confiadamente a la que es trono y madre de la misericordia, debemos primero granjearnos su amor. Por eso todos cuantos se glorían de llamarse esclavos, hijos o hermanos de Maria, han de esmerarse en armonizar su vida con las exigencias de tal titulo, procurando parecerse a patrona tan santa, a madre tan amable y a hermana tan compasiva en alguno de sus rasgos espirituales mediante la imitación de sus perfecciones y la asimilación de sus buenas cualidades. Tu-no importa quien-, que amas a Maria como a madre, imita su humildad, castidad, pobreza y obediencia: copia de tan soberano modelo el amor de Dios y del prójimo, así como las demás virtudes.
Si quieres tributar a nuestra Señora obligado y puntual homenaje y manifestarle tu amor, sigue este consejo: después de haber ofrecido a diario tu persona, todas tus cosas y el mundo entero a la Santísima Trinidad por las intenciones de Cristo y en unión de sus meritos, acostúmbrate luego a ofrendar especialmente a esa tu madre tan amable cuanto eres y cuanto tienes, y al igual que todo lo haces por la palabra del Señor, hazlo también por la palabra de Maria y en su nombre.
Pon tu persona entera en manos de Maria. Acércate a ella como a la maestra más sabia, como a la virgen más prudente. En una palabra, pórtate con ella como corresponde a un hijo que se precie, y comprobaras por experiencia que ella es la madre del amor puro y de la esperanza santa, que te colmara de toda gracia de camino y de verdad y te alumbrara con toda esperanza de vida y virtud. La Virgen nunca se cansara de alcanzarte las gracias necesarias para que perseveres en la autentica piedad. Más aun, ella te servirá de fuente de aguas vivas. Ni tendrá amenos, en el trance de la muerte, decir que es tu hermana, o mejor, tu madre, para que te vaya bien y vivas en gracia a ella. De este modo, llevando una vida de devoción y servicio a nuestra Señora, merecerás también expirar en su amor con una muerte confiada, serena y piadosa, para ser llevado venturosamente en sus brazos maternales al puerto de la salvación; que al devoto de Maria le ira bien en la hora suprema.
RESPONSORIO Cf.Sal 33,12;Is2,3b;Si24,30.24-25ª
R. Venid, hijos, escuchadme; venid, subamos al monte del Señor.
*El que me escucha no fracasará.
V. Yo soy la madre del amor puro y de la esperanza santa.
En mi esta toda gracia de camino y de verdad.*El que me escucha.
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Oficio de Vigilia
Ant. Llévanos, Maria, hasta la cima del Carmelo, que es Cristo, vida del cielo.
Cántico I Is 2,2-3
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor».
Cántico II Is 61,10-62,3
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone le corona,
o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Cántico III Is 62,4-7
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.
Sobre tus murallas, Jerusalén,
he colocado centinelas:
nunca callan, ni de día ni de noche;
los que se lo recordáis al Señor
no os déis descanso;
No le déis descanso hasta que la establezca,
hasta que haga de Jerusalén
la admiración de la tierra.
Ant. Llévanos, Maria hasta la cima del Carmelo, que es Cristo, vida del cielo.
EVANGELIO Lc. 1, 39-56
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
-"¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
-¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo:
- "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
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V. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.
R. Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
V. Día tras día te bendecimos
R. y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades.
V. Dígnate, Señor, en este día guárdanos del pecado.
R. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
V. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
R. En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.
Oración
Te suplicamos, Señor que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen Maria, madre y reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina.
O bien:
Señor Dios nuestro, que has honrado a la orden de Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen Maria, madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina.
Laúdes
HIMNO
El barco del Carmelo reza y canta,
al hacerse a la mar del nuevo día,
y en su mástil por vela se levanta
el santo escapulario de María.
Corre, copo de lana bien tejido.
Vete al ancho camino de las gentes.
Ilumina la noche del olvido
y recoge el cansancio de las frentes.
Toca el pecho de acero de los barcos.
Cruza el recto camino de las balas.
Sube al negro confín y abre los arcos
De la gracia divina con tus alas.
Estamos en la ruta; la esperanza
tiñéndonos los ojos va delante,
el corazón cantando lo que alcanza,
y la noche ha perdido su semblante.
SALMODIA
Ant.1 Llévanos contigo, Virgen inmaculada; correremos tras el olor de tus perfumes.
Salmo 62,2-9
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Ant.1 Llévanos contigo, Virgen inmaculada; correremos tras el olor de tus perfumes.
Ant.2 Alégrate, Maria, llena de gracia, el Señor esta contigo, bendita tú eres entre las mujeres.
Cántico Dn 3, 57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Angeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant.2 Alégrate, Maria, llena de gracia, el Señor esta contigo, bendita tú eres entre las mujeres
Ant. 3 Dichosa eres, Virgen Maria, engendraste al que te creo, y permanecerás virgen para siempre.
Salmo 149
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Ant. 3 Dichosa eres, Virgen Maria, engendraste al que te creo,
y permanecerás virgen para siempre.
LECTURA BREVE Is 35,1-2
¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca,
alégrese y florezca la estepa!
¡Sí, florezca como el narciso,
que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo!
Le ha sido dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor,
el esplendor de nuestro Dios.
RESPONSORIO BREVE
R. Bajo tu protección nos acogemos,*Santa Madre de Dios.
Bajo tu protección.
V. No deseches las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades.
* Santa madre de Dios. Gloria al Padre. Bajo tu protección.
Ant. Benedictus Jesús dijo a su madre: Mujer ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Benedictus
PRECES
Proclamemos agradecidamente la gloria de Cristo, nuestro Salvador, primogénito de muchos hermanos, que nos ha dado a Maria por madre, y digamos con gozo:
Por el don de Maria, tu Madre, te alabamos, Señor.
Cristo redentor, que preparaste a la Virgen inmaculada para ser tu mansión,
-guárdanos en tu servicio pobres de espíritu y limpios de corazón como Maria.
Palabra única del Padre, hablada en eterno silencio y acogida amorosamente en el seno de la Virgen,
-concede a todos los carmelitas que, fieles en la imitación de su madre, sepan escuchar y proclamar tu palabra.
Cristo, maestro bueno, que nos has dado en Maria el modelo de todas las virtudes,
-haz que reproduzcamos la verdadera imagen de nuestra madre, imitando su caridad.
Jesús, que desde la cruz confiaste tu madre al discípulo Juan para que la recibiera en su casa,
-otórganos una vida de intimidad con Maria, para llegar, con su ayuda, a la inefable experiencia de tu amor.
Cristo, esposo de la Iglesia, que derramaste t Espíritu Santo sobre los apóstoles que perseveraban unido s en la oración con Maria, tu madre,
-concede al Carmelo permanecer unido en la oración, para que se renueve continuamente con la fuerza de tu Espíritu.
Padre nuestro..........
Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con si intercesión poderosa la Santísima Virgen María, madre y reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
O bien:
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
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HORA INTERMEDIA
Himnos y salmodia complementaria para: Tercia, Sexta y Nona (Si la solemnidad cae en domingo, salmos del domingo de la semana I)
A) Tercia
Ant. Eres madre admirable sobre toda ponderación, oh Maria, y mereces el eterno recuerdo de tus hijos.
Himno
I
Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.
Nos señalaste un trozo de la viña
Y nos dijiste:”Venid y trabajad”
Nos mostraste una mesa vacía
Y nos dijiste “Llenadla de pan”
Nos presentaste un campo de batalla
Y nos dijiste: “Construid la paz”.
Nos sacaste al desierto con el alba
Y nos dijiste;”Levantad la ciudad”.
Pusiste una herramienta en nuestras manos
Y nos dijiste: “Es tiempo de crear”.
Escucha, a la mañana, el rumor del trabajo
Con que el hombre se afana en tu heredad.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo, Por los siglos. Amen.
II
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo,
Y al Espíritu Santo.
Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
Y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Esta es la fuerza
que pone en pie la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre,
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
SALMODIA
Ant. 1 Llame al Señor, y el me respondió
Salmo 119
En mi aflicción llamé al Señor,
y El me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: "Paz",
ellos dicen: "Guerra".
Ant. 1 Llame al Señor, y el me respondió
Ant. 2 El Señor guarde tus entradas y salidas
Salmo 120
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te aguarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Ant. 2 El Señor guarde tus entradas y salidas
Ant. 3 Me he alegrado por lo que me dijeron
Salmo 121
¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios".
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Ant. 3 Me he alegrado por lo que me dijeron
LECTURA BREVE Pr. 8, 32-34
Hijos míos, escuchadme: Dichosos los que siguen mis caminos; escuchad la instrucción, no rechacéis la sabiduría. Dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día, guardando las ambas de mi puerta.
V. Quien me alcanza, alcanza la vida.
R. Y goza del favor del Señor.
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B) SEXTA
Ant. Alegraos de las misericordias de Maria, y no tendréis que avergonzaros de su alabanza.
HIMNO
I
Te esta cantando el martillo
Y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a medio día,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!
Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan donde,
que Dios esta-sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amen.
II
Este mundo del hombre, en que el se afana
tras la felicidad que tanto ansia,
tu lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de su presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmaran nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amen
SALMODIA
Ant. 1 Tú, que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Ant. 1 Tú, que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant. 2 Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Salmo 123
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Ant. 2 Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Ant. 3 El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Ant. 3 El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE Cf.Si 24,15-16
En Sion me estableci; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eche raíces en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.
V. Mi nombre es más dulce que la miel.
R. Y mi herencia mejor que los panales.
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B) NONA
Ant. Con lo que ganan sus manos planta un huerto, sus hijos se levantan para felicitarla.
HIMNO
I
Fuerza tenaz, firmeza de las cosas,
inmóvil en ti mismo;
origen de la luz, eje del mundo
y norma de su giro:
Concédenos tu luz en una tarde
sin muerte ni castigo,
la luz que se prolonga tras la muerte
y dura por los siglos. Amen.
II
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos, Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amen.
SALMODIA
Ant. 1 El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegre.
Salmo 125
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos".
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes de Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Ant. 1 El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegre.
Ant. 2 El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Ant. 2 El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant. 3 Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Ant. 3 Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Si 24,23-28 (vulg)
Como vid hermosa retoñe: mis flores y frutos son bellos y abundantes. Yo soy la madre del amor puro, del temor, del conocimiento y de la esperanza santa. En mi esta toda gracia de camino y de verdad, en mi toda esperanza de vida y de virtud.
V. Mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar la viña.
R. Que tu diestra planto.
Cuando una solemnidad cae en domingo, en la Hora intermedia, los salmos se toman del domingo primero del Salterio.
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Salmo 117
I
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.
II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
El es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
"la diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa".
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, El nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
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II VISPERAS
HIMNO
Oh madre de la luz, señora de los mares,
estrella a quien invoca nuestro esfuerzo rendido,
puebla tu nuestros ojos de luces y cantares,
acalla nuestro grito en tu amor redimido.
Lluvia dulce y fecunda de nubes de promesa
transfigurando savias y trigos de sequia,
mantén entre tus manos nuestra esperanza ilesa
y enjuga nuestro llanto, vid en flor, oh Maria.
Privilegia a tus hijos con tu limpia mirada,
y alcancen nuestros ojos tu distancia de vuelo.
Estrella de los mares, lumbre intacta, empapada
de llanto y sal amargos. ¿Señora del Carmelo! Amen.
o bien
el Himno “Blanca flor del Carmelo” como en las I Vísperas.
SALMODIA
Ant. 1 Aquí esta la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra.
Salmo 121
¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios".
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Ant. 1 Aquí esta la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra.
Ant. 2 Maria escuchaba la palabra de Dios y la conservaba, meditándola en su corazón.
Salmo 126
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Ant. 2 Maria escuchaba la palabra de Dios y la conservaba, meditándola en su corazón.
Ant. 3 Los apóstoles perseveraban unidos en la oración con Maria, la madre de Jesús.
Cántico Ef 1,3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant. 3 Los apóstoles perseveraban unidos en la oración con Maria, la madre de Jesús.
LECTURA
Cuando se cumplió el tiempo, envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abba!” (Padre)
RESPONSORIO BREVE
R. Desbordo de gozo con el Señor *Y me alegro con mi Dios.
Desbordo de gozo.
V. Porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo,*Y me alegro. Gloria al Padre.
Desbordo de gozo.
Ant. Magnificat Hoy la Virgen Maria nos fue entregada como madre. Hoy nos dio la prueba de su entrañable compasión. Hoy el Carmelo, iluminado con la esplendorosa fiesta de la Virgen soberana, rebosa de alegría.
O bien:
Hoy celebramos la fiesta de Maria, madre hermosa del Carmelo. Hoy los hijos de su amor cantamos sus misericordias. Hoy la Estrella del mar brilla ante su pueblo como signo de esperanza segura y de consuelo. Aleluya.
Magnificat
Ant. Magnificat Hoy la Virgen Maria nos fue entregada como madre. Hoy nos dio la prueba de su entrañable compasión. Hoy el Carmelo, iluminado con la esplendorosa fiesta de la Virgen soberana, rebosa de alegría.
O bien:
Hoy celebramos la fiesta de Maria, madre hermosa del Carmelo. Hoy los hijos de su amor cantamos sus misericordias. Hoy la Estrella del mar brilla ante su pueblo como signo de esperanza segura y de consuelo. Aleluya.
PRECES
Al celebrar la fiesta de la Virgen Maria, nuestra Señora, invoquemos a Cristo, diciéndole confiadamente:
Por intercesión de la madre del Carmelo escúchanos Señor:
Tú que proclamaste:”Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielo”,
-haz que, imitando a Maria, la primera entre los pobres de Yahvé, merezcamos tenerte a ti por nuestra única riqueza.
Tú que aseguraste: “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”,
-concédenos, a ejemplo de la Virgen inmaculada, amar la pureza del corazón para llegar a la contemplación divina.
Tú que dijiste:” Dichosos los que crean sin haber visto”,
-haz que nosotros, peregrinos en la noche oscura de la fe, caminemos de la mano de Maria, la dichosa porque creyó.
Tú que exhortaste: “Es preciso orar sin desanimarse”,
-enséñanos a orar con Maria y a meditar, como ella, tu palabra, para anunciarla a nuestros hermanos.
Tú que dijiste: “Quiero que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy”
-concede a todos los fieles que se han entregado al servicio amoroso de Maria, tu madre, el gozo de contemplarte en el cielo.
Padre nuestro.........
Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con si intercesión poderosa la Santísima Virgen María, madre y reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
O bien:
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
RESPONSORIO BREVE
R. Desbordo de gozo con el Señor *Y me alegro con mi Dios.
Desbordo de gozo.
V. Porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo,*Y me alegro. Gloria al Padre.
Desbordo de gozo.
Ant. Magnificat Hoy la Virgen Maria nos fue entregada como madre. Hoy nos dio la prueba de su entrañable compasión. Hoy el Carmelo, iluminado con la esplendorosa fiesta de la Virgen soberana, rebosa de alegría.
O bien:
Hoy celebramos la fiesta de Maria, madre hermosa del Carmelo. Hoy los hijos de su amor cantamos sus misericordias. Hoy la Estrella del mar brilla ante su pueblo como signo de esperanza segura y de consuelo. Aleluya.
Magnificat
Ant. Magnificat Hoy la Virgen Maria nos fue entregada como madre. Hoy nos dio la prueba de su entrañable compasión. Hoy el Carmelo, iluminado con la esplendorosa fiesta de la Virgen soberana, rebosa de alegría.
O bien:
Hoy celebramos la fiesta de Maria, madre hermosa del Carmelo. Hoy los hijos de su amor cantamos sus misericordias. Hoy la Estrella del mar brilla ante su pueblo como signo de esperanza segura y de consuelo. Aleluya.
PRECES
Al celebrar la fiesta de la Virgen Maria, nuestra Señora, invoquemos a Cristo, diciéndole confiadamente:
Por intercesión de la madre del Carmelo escúchanos Señor:
Tú que proclamaste:”Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielo”,
-haz que, imitando a Maria, la primera entre los pobres de Yahvé, merezcamos tenerte a ti por nuestra única riqueza.
Tú que aseguraste: “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”,
-concédenos, a ejemplo de la Virgen inmaculada, amar la pureza del corazón para llegar a la contemplación divina.
Tú que dijiste:” Dichosos los que crean sin haber visto”,
-haz que nosotros, peregrinos en la noche oscura de la fe, caminemos de la mano de Maria, la dichosa porque creyó.
Tú que exhortaste: “Es preciso orar sin desanimarse”,
-enséñanos a orar con Maria y a meditar, como ella, tu palabra, para anunciarla a nuestros hermanos.
Tú que dijiste: “Quiero que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy”
-concede a todos los fieles que se han entregado al servicio amoroso de Maria, tu madre, el gozo de contemplarte en el cielo.
Padre nuestro.........
Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con si intercesión poderosa la Santísima Virgen María, madre y reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
O bien:
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.
Señor Dios nuestro, que has honrado a la Orden del Carmen con la advocación especial de la bienaventurada y siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concede a cuantos hoy celebramos su solemnidad que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección, que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos Amén.